Fueron 3 noches. Una experiencia digna de compartir, descontando lo bella que fue la estadía en su casa.
Por las demoras en los transportes públicos nos fue a buscar de sorpresa en uno de nuestros trasbordos, nos reconocimos mutuamente y nos saludamos de forma fugaz porque nuestro bus partía nos abrazamos y seguimos. Ella se quedo tranquila de que habíamos llegado justo a tiempo para tomar el último bus.
El arribo a su casa fue espectacular entre vistas clima y tranquilidad. La casa nos esperaba con chocolates y helados para que probaramos los mejor productos de su zona.
Al día siguiente nos fue a buscar a la casa porque se le habían ocurrido ideas para hacer juntos. Ya que era una de las primeras experiencias en HE.
Nosotros dijimos Si!!! así que espero a que nos preparemos para la aventura, Mochila, mate abrigo bronceador y zapatillas cómodas.
Fuimos al super hicimos compras para todo el día. De allí fuimos a un parque hermoso, en el que salimos a caminar por las montañas recogimos arándanos que nos ayudaron a tener más energías.
Cada punto quedó grabado en nuestra memoria. Uno de ellos fue un salón rústico algo así como una cabaña en medio de un lago al que se accedía por un puente colgante. Allí había una parrilla central, una especie de hogar para cocinar y darse calor. En donde los moradores de la zona comparten con propios y extraños en constante intercambio con la naturaleza. Un espacio para conversar y cocinar especial.
Junto con Livia nos dispusimos los 3 a colaborar con la preparación de la comida, búsqueda de madera para prender el fuego, limpieza y preparación de la parrilla para poder empezar juntos a cocinar mientras tomábamos unos jugos naturales de la zona. El almuerzo fue único y pudimos sentirnos muy parte de la comunidad.
Después hicimos una caminata un poco más larga y disfrutamos de varias vistas más.
Al volver de la aventura de montaña nos esperaba otra parte de la aventura más doméstica y de vida de nuestra amiga de Noruega. Nos invito a su casa, nos preparó un café en su nueva cafetera, nos compartió torta, helado y compartimos muchísimas historias que de la mano de una sidra artesanal que su marido compraba en el interior del país se convertían en debates descriptivos tan profundos que nos sentíamos todos partes de la misma vida.
Después de más de 30 intercambios este nos hizo tanto bien que merece la pena estar acá. Entre los que toda la gente valora como su mejor intercambio,
Gracias Livia ! Sos muy especial.
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