Mi hija se fue de Erasmus a la capital de Escocia y allí encontró una familia: primero nos alojamos en la casa de John y Lynn hasta que consiguió una habitación en una residencia de estudiantes; después volví a buscarla y me permitieron que me alojara en la misma habitación aunque en el calendario marcaba nula disponibilidad. Mi hija los visitaba con frecuencia y sacaba a su perro Bonni por los parques. ¡El perro es tan encantador como sus dueños! Me quedé muy tranquila al marcharme porque con ellos consiguió personas de confianza para cualquier problema que le pudiera surgir. Les estoy enormemente agradecida y espero poder compensarles en un futuro como anfitriona.
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